Benín, tierra esotérica por antonomasia, fue nuestro segundo destino. Abrazada por el río Níger, la República de Benín es tierra de vudú y mucha espiritualidad. Ha sido el viaje, sin duda, más duro que hemos tenido hasta el momento por su clima sofocante y por la dureza de atravesar el país en autobús en pocos días. Igual que en el caso de Etiopía, el viaje se dividía en dos vertientes: la deportiva y la solidaria. La antigua colonia francesa nos acogió de maravilla en una aventura cargada de emociones, compañerismo y solidaridad.
En esta ocasión, nuestro contrincante eran los Panthères FC Djougou, uno de los equipos más fuertes y populares de la Benien Premier League, la primera divisón del país. Después de recorrer todo el país, al día siguiente de aterrizar en tierras africanas, tuvo lugar el match el 8 de febrero. El partido se celebró en el estadio de Natitingoum, al norte del país. Se trata de un estadio con césped artificial (poco habitual en el país) con una gran tribuna que se llenó con más de 8000 personas, entre las cuales se encontraban personalidades políticas y referentes en el país. El partido tuvo una cobertura mediática por parte de los medios de comunicación de la zona, los cuales emitieron en directo el partido.
El partido fue oficializado por la Real Federación de Fútbol Español (RFFE) y la Federación Catalana de Fútbol con la Federación Beninense de Fútbol.
Los cuarenta grados de temperatura que hacía durante el partido lo convirtieron en uno de los más duros que hemos jugado hasta el momento. La gran recibida que nos brindó la afición de los panteras compensó el esfuerzo con creces y es que, cuando llegamos a Natitingou, organizaron una cabalgata de bienvenida que nunca se nos olvidará.
La República de Benín es una tierra sagrada cargada de misterios y energía. Un lugar sagrado que nos estimula el alma.
El de los panteras no era el único partido que tendríamos que disputar en Benín; teníamos uno aún más importante. Ya de vuelta nos paramos en la capital, Cotonou, para visitar el internado que se encontraba en uno de los barrios más humildes de la ciudad.
Este internado acoge a niños de nueve a catorce años y les ofrece asilo y escolarización. Los niños viven en una casa muy cercana al colegio. A parte de ir a la escuela, el internado fomenta valores y los ayuda a desarrollarse como personas a través del deporte. Fue una experiencia increíble para nosotros jugar con los niños del internado, entre los cuales había jóvenes con mucho talento. Es bien seguro que llegarán muy lejos. Cuando acabó el partido les hicimos la entrega de material escolar y deportivo que nos agradecieron con canciones y bailes típicos de la región.
De los más de 500 kg de material deportivo y escolar que llevábamos desde Les Franqueses, una parte se dio a la cantera de Panthères FC Djougou para que las jóvenes promesas puedan continuar entrenándose para alcanzar sus sueños.