El 2019 nos deparaba un nuevo destino, Costa de Marfil, el primer productor de cacao del mundo. Nuestro viaje se centraría sobre todo en conocer la zona de Abiyán, la capital económica y la ciudad más grande del país./p>
La expedición del Ramassà salió de Catalunya el día 11 de abril para iniciar su nueva experiencia africana, donde repetiría la fórmula de cada año: partido contra el Africa Sports de Abiyán, colaboración con el proyecto “Por una sonrisa” de la Fundación G.A. Hommes de Demain, y unos días para conocer la realidad del nuevo país.
Una vez instalados en Grand Bassam y, después de conocer un poco de la historia y a algunos de los personajes más ilustres del barrio colonial por excelencia de Abiyán, como el reino tradicional de Mossou, la expedición se preparó para disputar el partido del domingo 14 de abril contra el African Sports de Abiyán.
El partido se disputó en el estadio Robert Champroux, donde la Fundación G.A. Hommes de Demain había organizado un partido solidario previo entre exfutbolistas y amigos de la fundación contra una selección de periodistas deportivos de Costa de Marfil.
Una vez finalizado el partido, empezó el Africa Sports de Abiyán-Ramassà. Al partido asistieron los niños y niñas del proyecto “Por una sonrisa”, un hecho que dio fuerzas al equipo. El acto se inició con la ya tradicional entrega de rosas al equipo rival, conmemorando el día de Sant Jordi.
Por primera vez en seis años, el Ramassà llegó a la media parte con el marcador a favor (0-2), con goles de Rubén Romera de penalti, y Marc Larripa. Después de intentar mantener el resultado, el calor, el cansancio y la intensidad del rival acabaron poniendo finalmente el 2-2 definitivo. Fue toda una gesta por parte del club.
Los primeros días en Costa de Marfil sirvieron también para atender a la invitación que hizo la embajada española para recibir al club en su sede. Allí el proyecto recibió numerosos elogios por la manera como trata el deporte como herramienta de integración social de los niños y niñas en situaciones de vulnerabilidad económica.
El proyecto “Por una sonrisa” de la Fundación G.A. Hommes de Demain era un proyecto que nos hacía mucha ilusión conocer de primera mano. Como cada año, editamos el cuento solidario “Por una sonrisa”, el cual relataba la historia real de los protagonistas de la fundación que íbamos a visitar y nos permitió conocer algunos de los casos antes de llegar.
La fundación, dirigida por Charlotte Chamanier y su marido Philippe Argoud, lleva a cabo desde hace ya muchos años proyectos de ayuda a niños con diferentes grados de discapacidad, tanto física como psíquica. Este hecho supone un grado de discriminación muy grande. Sus propias familias los dejan de lado, en muchos casos, ya que ponen más atención a otros hijos que les puedan ser útiles para generar ingresos. En otros casos, porque también se considera que pueden traer mala suerte.
El proyecto “Por una sonrisa” iba destinado a la compra de material ortopédico (prótesis, sillas de ruedas y aparatos de movilidad funcional) para mejorar la movilidad y el acceso a la educación de 50 niñas y niños con diferentes grados de discapacidad.
La jornada en la que compartimos la expedición del Ramassà con estos niños y niñas fue increíble. Después de hacer la entrega de casi una tonelada de material deportivo y escolar y de hacer oficial la ayuda económica de 18 000 € para el proyecto de este año, se procedió a la realización de diferentes talleres, una tradición ya. Hubo actividades de todo tipo para poder aprender los unos de los otros (pintura, danza, fútbol, juegos, tradiciones…). La novedad de este año fue la decoración de uno de los muros de la escuela donde se realizaron los talleres, con motivos del Ramassà, de la Fundación y con los conceptos asociados al proyecto que llevamos a cabo.
Para finalizar el viaje y acercarnos a la cultura local, nos desplazamos a Grand-Lahou. Allí conocimos el pasado colonial de la ciudad, visitamos el Parque Natural de Azagny, una comunidad de mujeres que trabaja la mandioca, plantaciones de caucho y una empresa que trabaja el aceite de palma.
Después de estos días en Costa de Marfil y de las experiencias vividas, teníamos que volver a casa. La relación entre el Ramassà y el continente africano crece cada año más y más. ¡Comencemos a trabajar en el año que viene!/p>